Padre auténtico con corazón amoroso
- colegiobacaflor
- 5 ago
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*Dr. José Céspedes Gamboa
Departamento de Desarrollo Humano Integral

Mi hijo@ es una personita valiosa: ayuda con interés en las tareas de casa y en las escolares con agrado, juega bien con sus hermanos, ordena sus cosas, sus juguetes (no insistimos mucho), aprecia y colabora con sus amiguitos, le agrada preguntar, escuchar y opinar en la mesa. ¡¿Qué ha pasado, por qué esa niña o niño es tan valioso, amoroso, colaborador?!
La respuesta contundente y definida es: los padres son de corazón amoroso, cumplen sus funciones, es decir: son considerados, tienen tiempo para estar y convivir con sus hijos, dialogan con la pareja, toman acuerdos y cumplen sus promesas, comparten la mesa amablemente, definen actividades después de la cena para “hacer familia” (lecturas, juegos de sala, cantar, bailar, ver televisión en conjunto y extraen conclusiones); en resumen los papás se convierten en modeladores, así los niños aprenden de sus padres a interrelacionarse, comprender y tomar en cuenta la labor, constancia y esfuerzo de sus progenitores.

En el trasfondo de ser modeladores o modelos encontramos papás que, desde el nacimiento, de sus hijos, en cada momento posible saben y vivencian experiencias emocionales (columna vertebral de la vida armoniosa). Los niños desde que nacen ven, escuchan, introyectan los rasgos, palabras, conductas de sus padres en cada instante. Si hay inteligencia emocional, entonces tendremos buen desarrollo social, intelectual y académico.
En consecuencia, los padres modelos son: atentos, dan tiempos de calidad (a veces buenos minutos), priorizan sus actividades. Reconocen y practican (valores) el respeto, la tolerancia, la empatía, reconocen errores y piden disculpas o perdón, promueven la vida, el amor, las emociones y personalidad de ellos y de sus hijos Los hijos aprenden tambien a ser atentos, amorosos y que saben “compartir la vida” con los demás, así valoran su vida y la vida de las personas.

Sin embargo, hay padres que se preocupan por obtener dinero y dan todo el tiempo al trabajo, se convierten en proveedores o dadores de dinero, postergando lo afectico, lo interrelacional, lo presencial: contacto visual, físico, gestual y se preguntan “¡por qué mi hijo@ es violento, agresivo, no valora los demás? ¿por qué no avanza académicamente si él es inteligente y capaz? ¿Y las quejas del colegio: sociabiliza mal, es distraído@ y desobediente o inquieto@?
Podríamos encontrar respuesta en los “modelos de padres” cuyas conductas son: mandones, impositivos, hablan mucho, condenatorios, dicen: “siempre son así” “ya te dije , no haces caso”, gritones, mal humorados, coléricos a veces violentos, impulsivos, desordenados o inestables, no tienen tiempo para estar en casa (el trabajo lo es todo), comparan a sus niños con otros, creen que ser adultos es tener la razón; no saben fortalecer ni alentar la autonomía. Tenemos padres “gallinas”: sobreprotectores, avivando el apego constante de sus hijos, es decir los hacen inútiles, incapaces de enfrentar la vida.
Estos padres creen saberlo todo (a veces ni leen, ni consultan, ni piden ayuda), se esconden bajo un título ocupacional o profesional. Si los padres están separados: “el responsable” es el otro padre (eluden sus responsabilidades, generalmente por inmadures, egoísmo, orgullo). Aún separados tienen que ser padres atentos, cuidadosos, responsables, atinados en el desarrollo afectivo (emociones, sentimientos, gustos) y de adecuados comportamientos.
Busquemos ser modelos de padres y prepararnos, estudiar, actualizarnos constantemente (relaciones humanas, gestión de emociones, convivencia, valores, autonomía y autoestima) , día a día, porque merecemos crecer en nuestra personalidad y educar integralmente a nuestros niños.
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